lunes, 14 de septiembre de 2015

Recordando a Mario Benedetti

Recordando a Mario Benedetti
Por: Diana Concepción / @AucaenCayoHueso
Este 14 de septiembre el gran maestro de las letras Mario Benedetti cumpliese 95 años. Entre los mejores regalos que guardo de mi juventud está su libro “Antología Poética”, que gentilmente un amigo me obsequió con la dedicatoria: “compañera, usted sabe que puede contar conmigo.”
Hoy vuelvo a navegar entre sus páginas y me imagino al propio Benedetti diciendo: “Porque te tengo, y no porque te pienso”“No sabes cómo necesito tu voz”“No te quedes inmóvil al borde del camino”“Mi táctica es quedarme en tu recuerdo”“Tengo miedo de verte, necesidad de verte” e infinitas frases más que perpetuan su obra poética y nos hacen olvidar aquel triste 17 mayo del 2009.
Pero de todos sus poemas, hay uno por el que siento predilección. Tal vez porque se dice que los cubanos llevamos la alegría en la sangre, es que precisamente su “Defensa de la alegría”es un himno de cabecera para mí. Hoy lo comparto con ustedes, para entre todos seguir recordando a Mario Benedetti.
“Defensa de la alegría”
Defender la alegría como una trinchera 
defenderla del escándalo y la rutina 
de la miseria y los miserables 
de las ausencias transitorias 
y las definitivas 
**************
defender la alegría como un principio 
defenderla del pasmo y las pesadillas 
de los neutrales y de los neutrones 
de las dulces infamias 
y los graves diagnósticos 
**************
defender la alegría como una bandera 
defenderla del rayo y la melancolía 
de los ingenuos y de los canallas 
de la retórica y los paros cardiacos 
de las endemias y las academias 
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defender la alegría como un destino 
defenderla del fuego y de los bomberos 
de los suicidas y los homicidas 
de las vacaciones y del agobio 
de la obligación de estar alegres 
**************
defender la alegría como una certeza 
defenderla del óxido y la roña 
de la famosa pátina del tiempo 
del relente y del oportunismo 
de los proxenetas de la risa 
**************
defender la alegría como un derecho 
defenderla de dios y del invierno 
de las mayúsculas y de la muerte 
de los apellidos y las lástimas 
del azar 
y también de la alegría.

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