viernes, 7 de noviembre de 2014

Reacción esperada


Arthur González
The New York Times2The New York Times volvió a la carga con otro editorial que deja al descubierto la actual corriente de pensamiento en Estados Unidos, a favor de un cambio radical de la política hostil hacia Cuba. Desde la aparición del primero, el pasado mes de octubre, referente a la necesidad de eliminar el Bloqueo que mantiene Washington desde hace más de medio siglo, la reacción del grupo de la mafia terrorista anticubana fue agresiva y contraria a cualquier cambio en las posiciones sostenidas por Estados Unidos.

Están desclasificados los documentos que expresan que el objetivo de tal medida es “lograr el desencanto y desaliento de la población, a través del hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
La mafia anticubana persiste en que la vieja teoría de la “fruta madura”, que se cae por sí misma, está muy cerca de su materialización y por tanto el Bloqueo debe continuar.
En esa espera llevan 56 años sin lograr resultados, pero embolsillándose millones de dólares asignados a proyectos subversivos, que sirven para enriquecer a un selecto grupo de esa mafia terrorista radicada en Miami.
El editorial del domingo 2 de noviembre exhorta al presidente Barack Obama, a canjear al estadounidense Alan Gross, quien cumple una condena de 15 años de prisión, por los tres cubanos condenados a exorbitantes condenas por “espionaje”, que penetraban grupos terroristas de Miami.
Gross es el actual pretexto que exhibe Estados Unidos como impedimento para un mejoramiento de sus relaciones con Cuba. Años atrás fueron “que Cuba era satélite de la URSS”, “el apoyo a los movimientos revolucionarios en América Latina” y “la participación militar cubana en Angola y Etiopia”.
alan-gross-usaidDe 65 años y judío de religión, Gross fue contratado por una empresa norteamericana, a la vez fue contratada por la USAID, con el propósito de hacer un estudio de factibilidad e instalación de equipos de transmisión-recepción satelital, que permitiera movilizar a la juventud cubana para fomentar desórdenes internos.
Desde Estados Unidos intentan hacerlo una víctima del Gobierno cubano, bajo el argumento de que su presencia en Cuba era para “ayudar” a la comunidad judía a mejorar sus comunicaciones, versión que fue desmentida de inmediato por los judíos cubanos.
El proyecto que le encomendaron no es nuevo.
En 1996 la RAND Corporation, del Instituto de Investigaciones para la Defensa Nacional de Estados Unidos, desarrolló un estudio para el Departamento de Defensa, denominado “Las telecomunicaciones cubanas, las redes de computación y sus implicaciones en la política de Estados Unidos”, presentado en el mes de agosto de ese año en Miami.
Su fin era “ayudar a la apertura en Cuba y forzar el surgimiento de una sociedad civil independiente” y entre sus argumentos reflejaban:
“Alentar el enlace de Cuba a Internet, utilizar Internet para transmitir noticias y análisis balanceados, promover el uso de Internet por ONG cubanas, universidades y otros destinatarios”.
El subsecretario de Estado Roger Noriega, afirmó en marzo del 2005 durante una audiencia congresional:
“Estados Unidos flexibilizó los requisitos de las licencias para que, por primera vez, puedan ser entregadas computadoras personales de alta velocidad, a grupos de la sociedad civil en Cuba”.
La USAID repartió entre los años 2004 y 2006 cerca de 35 millones dólares para proyectos subversivos, muchos de ellos vinculados al tema de la informática y las comunicaciones cubanas.
En mayo 2008, en la Asamblea de la USAID celebrada en Washington con diferentes ONG, se analizó la necesidad de distribuir los 45,7 millones de dólares asignados para la subversión contra Cuba, argumentándose el Plan para desestabilizar el orden interno.
José Cárdenas, director de la USAID para América Latina, explicó la necesidad de introducir en la isla celulares, equipos modernos de comunicación, computación y software; respaldado por el jefe del Buró de Industria y Seguridad del Departamento de Estado, Anthony Christino III.
Dicho plan provocó un rápido accionar con vistas a captar jóvenes para ejecutar proyectos subversivos a través de Internet y provocar disturbios sociales.
Fundación Heritage de Estados UnidosEsa línea de trabajo la confirmó en el 2012, el Senador Marco Rubio, durante el simposio celebrado por la Fundación Heritage de Estados Unidos y Goggles Ideas, donde recomendaron al Gobierno “crear una red WIFI remota para posibilitar el acceso a Internet de los cubanos”, y agregó:
“El sistema totalitario cubano podría derrumbarse, si todos los cubanos tuvieran libre acceso a Internet, pues Cuba seguiría la misma suerte de aquellos países que pasaron la Primavera Árabe”.
Otros participantes opinaron:
“Deben aprovecharse las experiencias de la Primavera árabe, enviar a Cuba información a través de los teléfonos inteligentes, USB, mensajería de texto y crear un fondo de defensa ciberactivistas para apoyar financieramente a los cubanos”.
A mediados del 2014 el NYT afirmaba:
El Departamento de Estado, proporcionó 2,8 millones de dólares a un equipo de hackers y activistas comunitarios conocedores de programación de software, para desarrollar un sistema de redes que permita a personas afines a los intereses de Washington, comunicarse por Internet sin interferencias de sus gobiernos”.
“Dicha red fue probada con éxito en el 2011 en la ciudad de Sayada, en Túnez, iniciada por expertos informáticos tunecinos que estimularon las revueltas populares causantes del derrocamiento del presidente Zine al-Abidin Ben Ali”.
Según el NYT, el programa ejecutado en Túnez fue un ensayo antes de desplegarlo en zonas más disputadas, similares a las que financió la USAID para los programas de la Oficina de Iniciativa para la Transición, OTI, adscripta al Buró de Democracia, Conflictos y Ayuda Humanitaria de la USAID, para Cuba.
Matt Herrick, portavoz de la USAID, reconoció a NYT que su agencia entregó una subvención por tres años a la New America Foundation, ascendente a 4,3 millones para hacer la plataforma disponible en Cuba. El software diseñado fue denominado “Commotion”, y consiste en una amplia conexión inalámbrica WIFI.
Lo antes expuesto prueba que el Sr. Gross era parte de un amplio plan de subversión para lograr el derrocamiento del gobierno cubano.
Su canje por tres cubanos que obtenían información de los grupos anticubanos terroristas radicados en Miami, es equilibrado, pero al poner en evidencias la manipulación política del proceso legal, la falta de pruebas, el pago a periodistas para modificar la opinión pública y la implicación del FBI por su inoperancia con los miembros de esos grupos, cuenta con una reticencia irracional del Gobierno y de los sectores políticos que viven gracias a los millonarios presupuestos que se destinan contra Cuba.
Estados Unidos negoció la liberación de un soldado secuestrado en Afganistán, a cambio de cinco líderes del movimiento terrorista Talibán; ninguno de los mafiosos anticubanos que poseen escaños en el Congreso se opuso, prueba de que el tema de Alan Gross está secuestrado por ellos.
Si la sensatez no se impone a la intolerancia anticubana, Gross tendrá que cumplir toda su condena en Cuba.
Esperemos un milagro.

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